A continuación os contamos quien fue el inventor de las primeras puertas automáticas, os sorprendería saber que fueron construidas en el siglo II a.C. para los templos egipcios.
Imagine por un momento a una multitud de egipcios agrupándose frente a las puertas de un templo para ver y escuchar a un sacerdote mientras dirige una ceremonia. En el momento indicado, el sacerdote se vuelve hacia las puertas del templo y hace algo inusual: ¡les ordena abrirse!. Acto seguido, sin que ninguna fuerza humana estuviera operando, las puertas de abren de par en par provocando el asombro de todos los presentes. Pero esto no es todo: simultáneamente se escucha el sonido de una trompeta que resuena al abrirse la puerta; la cuál al cabo de un espacio de tiempo se cerrará por sí misma. Espontáneamente brotan uno y mil comentarios: “¡Las puertas del templo obedecen la palabra de sacerdote!” “¡Cuánta sabiduría hay en Egipto!” “¿En qué otro lugar se pueden ver cosas así?.”
No sabemos con certeza si esta singular escena tuvo lugar finalmente, pero sí que figuró entre los proyectos de un notable inventor greco-egipcio, Herón de Alejandría, quien aprovechó inteligentemente los conocimientos acumulados en su época creando mecanismos que aún hoy asombran.
Nació en Alejandría, y en su juventud trabajó como zapatero. Como todo artesano (hemet en egipcio) aprendió a dominar el proceso de producción del calzado, desde la elección de la materia prima hasta la presentación de la pieza elaborada.
Se piensa que ejerció la docencia, debido a experiencias e instrucciones para la construcción de diferentes autómatas y máquinas.
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